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domingo, 23 de diciembre de 2012

Tita Merello. A 10 años de su muerte.


 Hoy se cumplen  10 años de la muerte de Tita Merello. Una vida de leyenda. Carismática, ácida, tierna, inteligente, jodida como pocas. Una personalidad difícil, un talento grande. Todo explicable por una infancia dura, que conoció el hambre y la soledad. Y desde entonces, los golpes que recibió la convirtieron en lo que fue y es. Desde dormir en un banco en Plaza Lavalle a su amor que se volvió imposible, Luis Sandrini, el amor de su vida. Parecía eterna. Y no estuvo tan lejos de serlo, dado que vivió 98 años. Quizás no fue casual que se fuera de este plano justo un 24 de diciembre, ella que convivió tanto con la soledad. Soledad que comprendo y de la que me doy una idea, conociendo su difícil historia. Y como contrapartida, ese humor que tenía, que no le debía envidiar nada a los capocómicos. Un par de ejemplos:
 Tita (a los 90 años): “Bueno, y ahora me voy porque tengo pileta”
 Entrevistadora: “¿Pileta?”
 Tita: “Sí, dejé ropa en jabón.”
 Otro ejemplo:
 Entrevistador: “Tita, cuándo te diste cuenta que eras famosa?”
 Tita: “Cuando me empezaron a fiar.”
 Aprendió a leer a los 20 años.
 En los 80 aconsejaba a las mujeres: “Muchachas, háganse el papanicolao”.
 Solía decir: “Uno esconde la ternura.”
 Es difícil separar la persona del personaje que eligió o no tuvo más remedio que representar en esta vida.
 Persona/personaje de mi niñez y adolescencia, a quien busqué en algún viaje a Buenos Aires en mi adolescencia, en la calle Rodríguez Peña, donde ella vivía, soñando con verla.
 Hay gente que deja una huella.
 Tita Merello. Tita de Buenos Aires.

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